La presencia de la Iglesia en el ámbito escolar se manifiesta de un modo especial en la Escuela Católica, que persigue, no en menor grado que otras escuelas, los fines culturales y la formación integral de la juventud.
A través de la acción educativa nosotros, como Escuela Católica tratamos de:
1. Promover la formación integral de las alumnas y los alumnos de acuerdo con una concepción cristiana de la persona, de la vida y del mundo.
2. Proponer una síntesis entre fe, cultura y vida.
3. Crear un ambiente que favorezca el testimonio y la acción evangelizadora de los creyentes.
4. Impartir la Enseñanza Religiosa Escolar con programas académicos adecuados en su contenido y calidad.
5.Promover, entre quienes lo deseen y en un marco de libertad, itinerarios de educación en la fe y otras actividades de celebración cristiana y de grupos.
6.Orientar hacia la inserción y el compromiso en los movimientos y servicios eclesiales.
7.Colaborar, desde valores evangélicos, con otras fuerzas sociales comprometidas en la construcción de una sociedad más humana y más justa.
Nuestra escuela desarrolla un proyecto educativo basado en la lectura evangélica de los valores que fundamentan los derechos humanos y que demanda la sociedad, y tiene la responsabilidad de llevarlo a cabo con coherencia si quiere ser significativa. En caso contrario, se desvanecería la razón de ser de nuestra presencia en el ámbito educativo.
Estos proyectos educativos basados en ese ideario ofrecen una alternativa educativa a los padres, que nos eligen porque proponemos una educación en valores humanizadores, dirigidos a la persona en todas sus dimensiones: intelectual, afectiva, social, corporal y ético-religiosa. Educamos su saber, su querer y su hacer. Como escuela católica desarrollamos este proyecto evangelizador desde tres niveles: ambiente educativo fraterno y educación en valores; diálogo fe-cultura-vida; y propuesta explícita de la fe.
El proyecto evangélico de Jesús es una propuesta de vida orientada desde la fraternidad, la justicia y la solidaridad. Su meta es la construcción de una humanidad fraterna y abordar la situación de agnosticismo de gran parte de nuestra sociedad como un reto.
Por todo ello, nuestra escuela quiere dejarse interpelar por el Evangelio y ser una propuesta profética que ilumine nuestra sociedad.
Comprometida en el diálogo fe – cultura –vida
Las escuelas católicas educamos en la fe acompañando al alumno en su desarrollo personal, ofreciendo una comunidad educativa donde aprender a vivir y a ver el mundo, según el estilo propuesto en el Evangelio.
La coherencia entre la fe y el conjunto de saberes, valores, actitudes y comportamientos que desarrollamos en nuestra escuela, conduce a la síntesis personal de fe y vida de los creyentes que formamos la comunidad educativa. Esta comunidad educativa debe comprometerse a:
1. Reinterpretar las expresiones de la fe a la luz de los valores que emergen de la cultura moderna.
2. Anunciar la Buena Noticia con un lenguaje comprensible y significativo en el medio cultural en el que viven nuestros alumnos.
3. Asumir los valores humanizadores de nuestra cultura actual.
4. Descubrir los elementos que, bajo apariencia de progreso y autonomía, se alejan del proyecto de persona y de sociedad del Reino de Dios.
5. Tomar postura ante situaciones de injusticia social, siendo profetas en coherencia con los valores del Reino, y colaborar en la defensa de la justicia.